Hace ya más de un año, el 19 de enero de 2006, se lanzaba la sonda New Horizons, con destino a Plutón y luego al Cinturón de Kuiper. A pesar de no ser tan conocida como otras misiones de la NASA en el exterior del Sistema Solar, se trata sin duda de una misión apasionante, tanto por los desafíos que presenta, como por los lugares tan recónditos que va a explorar. En relación a lo primero, hay que señalar que Plutón se encuentra a 5,000 millones de kilómetros de la Tierra, lo que quiere decir que el viaje es muy largo (12 años, que se ven reducidos a 9.5 años gracias al impulso gravitatorio de Júpiter del que hablaremos ahora). Esto implica en primer lugar que los instrumentos de la sonda han de ser extremadamente robustos para tener una durabilidad de más de diez años. Por otra parte, la gran distancia al Sol implica que no se pueden utilizar paneles solares como fuente de alimentación, y que la sonda ha de estar preparada para funcionar en un entorno extremadamente frío. Este desafío técnico se ha resuelto de manera brillante en una sonda cuyo peso no llega a 500 kg, y que funciona con un generador termoeléctrico de radioisótopos que proporciona una potencia de unos 200 W (la lámpara del salón igual consume más).
En cuanto a los objetivos científicos, éstos son realmente apasionantes. El objetivo principal es estudiar el sistema doble Plutón/Caronte y a sus satélites Nix e Hidra. Para ello, la temporización de la misión ha sido esencial, ya que desde 1989 Plutón se está alejando del Sol, y su atmósfera se está congelando sobre la superficie. Para 2015 cuando la New Horizons llegue a Plutón, se tiene esperanza de encontrar todavía una atmósfera significativa que pueda ser estudiada. De hecho, se espera recoger muestras de la misma, y obtener datos de su composición, estructura, y perfil térmico. El equipamiento de la New Horizons permitirá también estudiar la superficie de Plutón, así como la presencia de partículas de polvo en torno al sistema.
La misión no termina en este punto, sino que se prolongará con la exploración de algunos objetos en el Cinturón de Kuiper. Los cuerpos situados en el mismo son embriones planetarios, reliquias de hace 4,000 millones de años que pueden proporcionar información muy interesante acerca de la formación del Sistema Solar. En el Cinturón de Kuiper hay numerosos cuerpos de gran tamaño, como los que se muestran en la figura superior. Sin embargo, el objetivo de la New Horizons será estudiar algunos pequeños cuerpos de 35 a 50 km de diámetro. La decisión final de cuáles en concreto estudiar no se tomará hasta la aproximación de la sonda a Plutón. El alcance del estudio será similar al del sistema plutoniano: análisis de superficie (composición, morfología, y temperatura) y -si existen- de atmósfera y satélites.
Como mencionaba anteriormente, uno de los aspectos fundamentales de esta misión es la temporización, tanto para alcanzar Plutón en un momento favorable para la exploración, como para poder aprovechar el impulso gravitatorio de Júpiter. En el momento de escribir este apunte, la sonda New Horizons se encuentra a pocas horas de su máxima aproximación a Júpiter, y de recibir el empujón final. Dicho empujón vendrá en forma de corrección del rumbo -desplazando la trayectoria de la sonda 2.34 grados por encima del plano de la eclíptica, hacia donde se encuentra Plutón- y en forma de aceleración. De hecho, la sonda lleva acelerando desde el pasado día 14 de febrero gracias al tirón gravitatorio de Júpiter, y aumentará su velocidad con respecto al Sol en 4 km/s hasta alcanzar los 23 km/s.
Esta aproximación a Júpiter se aprovechará también para poner a prueba toda la instrumentación de la sonda, y llevar a cabo una exploración del planeta y de sus satélites. Las imágenes que se están obteniendo son impresionantes, como puede verse en la figura superior. En cualquier caso, una de las peculiaridades de esta misión será el hecho de que la transmisión de datos no será continua, ya que la gran distancia lo hace muy complicado (el ancho de banda de la conexión es de poco más de 1,000 bits/s una vez se llegue a Plutón). Por este motivo, la sonda está preparada para grabar toda la información, e irla retransmitiendo poco a poco a la Tierra, en un periodo que se alargará durante unos cinco meses al final de la misión.
El punto de mayor aproximación a Júpiter tendrá lugar en la madrugada del 27 al 28 de febrero, a las 05:43:40 UTC. Quien no quiera perdérselo, podrá seguir el evento en directo desde la página web de la misión.