La pulsión por ser físico de partículas es una de las manifestaciones más frecuentes de ese nerd que todos llevamos dentro. En la mayor parte de las ocasiones conseguimos refrenar tan seductor instinto, pero si alguien se decide a sucumbir plenamente a ese oscuro objeto de deseo y -lo más importante- si encuentra la ocasión de unirse a un grupo de investigación en el que dar rienda suelta al sensual goce del Universo de altas energías, hay algunos consejos que pueden ser de gran utilidad, tal como Tommaso Dorigo nos cuenta en su blog A Quantum Diaries Survivor.
A modo de resumen -los interesados disfrutarán sin duda de la lectura de las reflexiones completas de Tommaso en dos posts: aquí y aquí– estos consejos son:
- Desnúdate [¡intelectualmente!] delante de unos pocos elegidos. Quién más, quién menos infló su CV para obtener el puesto de becario en el laboratorio, así que mejor que tu jefe sepa cuanto antes que, bueno, hay algunas lagunas en tus habilidades y conocimientos. Más vale una vez colorado que ciento amarillo.
- Conviértete en alguien conocido. No sólo es importante trabajar, sino que los demás vean que trabajas y que estás metido en todos los fregados (científicos, claro). Acude a tres veces más seminarios y reuniones de los que en realidad precisas. Puedes aprovechar el tiempo haciendo pruebas con el portátil, y pillarás algo de comer.
- Sé un tonto hoy si quieres ser un gurú mañana. Éste es fantástico. El consejo número 2 está bien como un primer paso, pero además de dejarse ver hay que hacerse ver y oír. Hay que preguntar frecuentemente en las presentaciones, aunque parezca que la pregunta es tonta o denota ignorancia. No hay que subestimarse ni sobreestimar el nivel del resto de la audiencia. Además en muchas ocasiones las preguntas serán pertinentes y se aprenderán cosas. Incluso puede que estimules [¡intelectualmente!] al orador.
- Revisa tus artículos. A diferencia de otros campos (o no, pero dejémoslo así), en física de altas energías es posible ir de co-autor en un artículo sin haber hecho una contribución decisiva al mismo, e incluso sin haberlo leído antes de que salga impreso. Leer los borradores y sugerir correcciones o apuntar comentarios sobre algún aspecto te hace aprender sobre el tema del artículo, sobre el arte de la comunicación científica, y te da puntos en el prestigiómetro.
- Habla de ti mismo en tercera persona. Esto es algo que hasta Maradona sabe, y que más allá del aspecto sintáctico se traduce en que hay que ser humildes pero no muy humildes, y no dejarse pisar el terreno. De la pose de autoconfianza a una genuina seguridad sólo hay un paso, pero hay que darlo.
No están mal traídos estos consejos, y aunque uno no sienta la llamada de Planck con tanta intensidad como para meterse a la física de partículas profesional, los consejos son bastante universales. ¡Que Fermi te acompañe!