La tenue atmósfera marciana está compuesta mayormente por dióxido de carbono que por mor de la baja presión (menos de 0.01 atm) y las gélidas temperaturas (inferiores a -140ºC en los polos) puede llegar a cristalizarse, formando una capa de escarcha que recubre los casquetes polares. Con la llegada de la primavera, los débiles rayos de sol que consiguen atravesar esta escarcha recalientan la oscura arena que yace bajo la escarcha, y como consecuencia de este aumento de temperatura parte del dióxido de carbono en contacto con la arena se sublima formando bolsas de gas bajo el fino hielo. Eventualmente la presión de estas bolsas de gas hace que se fracture el hielo, dando lugar a una suerte de fugaz géiser que arrastra consigo parte de la arena que acaba depositada sobre el hielo.
Credit: Arizona State University/Ron Miller
Gracias a la cámara HiRISE, la Mars Reconnaissance Orbiter ha captado la imagen mostrada más abajo en la que se aprecian los depósitos de arena negra sobre las dunas de escarcha, formados por la acumulación del material expulsado en los chorros de CO2.