La Singularidad Desnuda

Un universo impredecible de pensamientos y cavilaciones sobre ciencia, tecnología y otros conundros

Archive for the ‘Gentes’ Category

Aleta de Tiburón, Wushu, y Otros Tópicos

Posted by Carlos en junio 11, 2008

Los tópicos sobre otros países son el camino más seguro para llevarse una desilusión al conocerlos de primera mano. Si al visitar España uno esperara encontrarse con toreros por las calles, mujeres vestidas de faralaes, o que se come arroz en paella a todas horas, recibiría un shock brutal al toparse con la realidad. De China puede decirse lo mismo: no se trata de un gigantesco templo Shaolín, ni se estila la vestimenta o los bigotes de Fu-Manchú. Sin embargo, suele decirse también que Hong Kong es China tal como un occidental la imagina. Cuando in illo tempore me topé con esa observación tendí a pensar que se trataba de una ciudad con algo de impostura, un parque temático gigantesco en la que el turista encuentra los lugares comunes que va buscando. Tras haber estado allá, estoy más cercano a invertir la observación, y pensar que quizás muchos tópicos sobre China son originarios de Hong Kong. Basta ver pequeñas tiendas o restaurantes con mercancía o aspecto realmente exótico, y sin señal de letreros ni persona alguna que no hable otra cosa que cantonés (o quizás mandarín) para percibir que no hay en ellos fachada turística alguna. Basta pasearse por cualquier parque por la mañana temprano para ver a algún fibroso anciano practicando nanquan, o ver como a media mañana una señora suelta las bolsas de la compra en una esquina donde no estorbe y comienza a realizar movimientos de tai chi, para percatarse de que estos comportamientos son genuinos.

Por supuesto, todo esto no quita para que en determinados lugares se intente explotar al incauto turista occidental. Hay por ejemplo supuestos monjes que te dan una pegatina de Buda a cambio de la «voluntá» (son inofensivos, pero no verdaderos), y en las tiendas de recuerdos los vendedores son realmente hábiles para intentar que compres recuerdos para toda tu familia carnal e incluso política (también están los timadores de las tiendas de electrónica, pero ésos juegan en otra división). Por último, y sin necesidad de entrar en la picaresca, están los actos sociales de carácter internacional, en los que los anfitriones intentar darle al visitante una ración de cosas típicas (esto es igual en casi todos los lugares; si en la cena de gala de un evento en España no hay jamón ibérico y bailes regionales, apaga y vámonos). Éste fue precisamente nuestro caso, tanto en el aspecto gastronómico como en el folklórico.

Shark fin and bird's nest soup

La cena tuvo un sin fin de platos para compartir, como es tradicional. Ahí no faltó una de las mayores delicatessen que uno puede tomar en el Lejano Oriente: sopa de aleta de tiburón y nido de pájaro. La verdad es que realmente se trata de algo espectacular. Sólo nos sirvieron un cuenco, pero fue como un regalo del Emperador de Jade. La cena estuvo regada con abundante té rojo, pero uno que no es muy tetero se inclinó por una cerveza San Miguel producida en Filipinas (de hecho, allá no hay discusión alguna de que San Miguel es una original marca filipina de cerveza). Tras finalizar la cena (y la siempre larga hora de los discursos), se pasó a la exhibición folklórica: música en directo con instrumentos locales, bailes regionales, actuaciones circenses de niñas-mujeres de flexibilidad y habilidad inauditas, y por supuesto wushu. Ésta fue la mejor de todas las actuaciones de la cena: hubo demostraciones de dao, un homenaje a Bruce Lee con una gran exhibición de nunchaku, una prodigiosa forma de nanquan, y un combate figurado de shaolinquan. !Qué vivan los tópicos!

dao

nunchaku

Shaolinquan

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Bicentenario del Levantamiento del 2 de Mayo

Posted by Carlos en May 2, 2008

Tal día como hoy hace 200 años tuvo lugar uno de esos acontecimientos que -junto con todo lo que vino después- ilustran perfectamente el carácter quijotesco con pinceladas carpetovetónicas que para lo bueno y para lo malo tiene el pueblo español. Ese día, el 2 de mayo de 1808, se produjo un levantamiento popular en Madrid contra la ocupación francesa que desencadenaría en la Guerra de la Independencia y constituiría el principio del fin del Imperio Napoleónico. Las cosas estaban ya calentitas desde hacía unas semanas: el 17 de marzo de 1808 se produjo el motín de Aranjuez, el afrancesado Godoy -el mismo que había firmado unos meses antes el tratado de Fontainebleau, que legitimaba la entrada de tropas francesas en España para invadir Portugal- fue defenestrado, y el rey Carlos IV fue obligado a abdicar en su hijo, que se convertiría en Fernando VII. Esta etapa de su reinado sería efímera, pues fue llevado junto con su depuesto padre por las tropas francesas a Bayona el 30 de abril. Allí abdicaría en favor de su padre, que a su vez había abdicado a favor de Napoleón, que cedió la corona a su hermano José Bonaparte.

Las mencionadas abdicaciones tuvieron lugar el 5 de mayo, y en ellas jugaron un papel central los sucesos de Madrid del 2 de mayo, y la falta de escrúpulos de Fernando VII. Precisamente el levantamiento del 2 de mayo tuvo como detonante el traslado a Francia del Infante Francisco de Paula de Borbón (curiosamente con gran parecido físico a Godoy). Cuenta la historia que un cerrajero, Blas Molina, advirtió la situación y penetró en el Palacio Real gritando desde uno de los balcones:

«¡Traición! ¡Nos han quitado a nuestro rey y quieren llevarse a todos los miembros de la familia real! ¡Muerte a los franceses!«

La revuelta que siguió no contó con el apoyo de la aristocracia, ni del ejército (con las heroicas excepciones de Daoíz y de Velarde), ni con el de la afrancesada administración. Sin más armas que cuchillos y navajas la multitud se enfrentó al ejercito regular francés. Goya inmortalizó aquellos sucesos en su cuadro La Carga de los Mamelucos.

La Carga de los Mamelucos (1814)

A fuer de ser sinceros, parece que el número de personas activamente involucradas en la revuelta era de unos pocos miles (pongamos 5.000 por lo alto, menos de un 3% de la población de Madrid en la época), frente a unos 30.000 soldados franceses. Esto -mirar mientras otros pelean, que no deja de ser también muy español- no quita para que hubiera historias realmente magníficas, como una que refiere Arturo Pérez-Reverte: los presos de la Cárcel Real se dirigieron por escrito al director de la prisión en los siguientes términos:

«Abiendo advertido el desorden que se nota en el pueblo y que por los balcones se arroja armas y munisiones para la defensa de la Patria y del Rey, suplica, bajo juramento de volber a prisión con sus compañeros, se les ponga en libertad para ir a esponer su vida contra los estranjeros.«

El director accedió a la solicitud, y armados de palos, hierros y navajas, cincuenta y seis quinquis de la época salieron en busca de franceses, haciendo paradas técnicas en cuantas tabernas encontraban a su paso. En palabras de Pérez-Reverte, que para retratar estas situaciones tiene un arte especial:

«A unos franchutes, que manejaban en la plaza Mayor un cañón con el que hacían fuego hacia la calle de Toledo, vieron caerles encima una jábega de energúmenos morenos, patilludos, tatuados y vociferantes, que a los gritos de «¡Viva el rey!» y «¡Muerte a los gabachos!» se los pasaron literalmente por la piedra de amolar, dándole ajo a siete. […] Los presos dieron la vuelta al cañón de los malos y le arrimaron candela a un escuadrón de caballería de la Guardia Imperial que cargaba desde la puerta del Sol. Al cabo, faltos de munición, inutilizaron el cañón y se desparramaron por las callejuelas del barrio, cachicuerna en mano, buscándose la vida.«

Lo más pintoresco del asunto es que -descontados muertos y heridos graves- sólo uno de los presos no cumplió la palabra de volver a prisión. Éste y otros episodios no alteraron evidentemente el desenlace de la revuelta, finalmente aplastada por el ejército francés y duramente reprimida después. Todo aquél que fuera detenido en posesión de un arma (desde una navaja a unas simples tijeras, como en el caso célebre de Manuela Malasaña) sería fusilado, como Goya reflejó en su famoso cuadro Los Fusilamientos del Tres de Mayo.

Los Fusilamientos del tres de Mayo (1814)

Estos acontecimientos terminarían por catalizar la revuelta nacional contra la ocupación francesa, que depararía muchísimos otros momentos para la Historia, como Bailén (primera derrota en la Historia de la Grande Armée de Napoleón, a manos de un ejército español en el que por cierto participó José de San Martín), la guerra de guerrillas, los asedios de Zaragoza (en los que una catalana -Agustina Zaragoza Doménech- pasaría a ser recordada como Agustina de Aragón) o Cádiz («con las bombas que tiran los fanfarrones, las mujeres de Cádiz se hacen tirabuzones«), que marcó el punto de inflexión de la contienda. Napoleón diría años más tarde, en su exilio en Santa Elena que:

«Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses… esta maldita guerra me ha perdido.»

Sorprendentemente -a tenor del rechazo al influjo francés con el que se inició la Guerra- durante la misma se promulgó la primera Constitución moderna de España, de carácter marcadamente liberal, y en la que por primera vez se recogía a la Nación Española (compuesta por «la reunión de los españoles de ambos hemisferios«) como fuente de legitimidad y titular de la soberanía. Por supuesto, lo primero que hizo Fernando VII cuando volvió entre gritos de «Vivan las Caenas» fue derogar esta constitución. Nada nuevo bajo el sol; ya en el Cantar de mio Cid figura aquello de «¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!«

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El Día de San Patricio en Viena

Posted by Carlos en marzo 17, 2008

Los designios de la Fuerza (y de la Ciencia) me han llevado unos días a Viena, una ciudad encantadora en la que se puede disfrutar plenamente de la música, la arquitectura, o la gastronomía por poner un ejemplo. Más sorprendente es poder disfrutar allá de la alegría irlandesa, pero también es posible si uno tiene la suerte de que la estancia coincida con el Día de San Patricio, como así ha sido. Justo en el Rathauspark nos encontramos con el desfile, rebosante de orgullo irlandés.

Eire Rules!

Al desfile no le faltaba de nada, incluyendo por supuesto la banda de gaiteros (Viena tiene la suya propia, como no podía ser de otra forma en una ciudad con tamaña tradición musical).

Pipers Parade V

Curiosamente la banda interpretaba «Scotland the Brave», pero ya se sabe que entre hermanos gaélicos no hay problema. El sonido de las gaitas atrajo a los leprechauns que imbuidos en el ambiente festivo empezaron a danzar por la calle.

Happy Leprechauns

El desfile acababa en una carpa montada en el Volksgarten, en la que todos los asistentes pudieron remojar el gaznate, ya fuera con unas cervezas teñidas de patriótico verde, con la no menos típica Guinness, o con whisky irlandés. Grandes, los irlandeses.

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Eire is different

Posted by Carlos en noviembre 23, 2006

¿Qué es lo que uno esperaría de un museo británico de heráldica? Antiquísimos blasones, vetustas tradiciones, flemáticos caballeros del Imperio Británico con monóculo y bombín, etc. ¿Y qué es lo que uno puede encontrar en un museo de heráldica irlandés? Monos jugando al billar en la fachada. Realmente, los irlandeses son unos cracks.

Monos en el Museo de Heráldica de Dubl�n

Bromas aparte, el museo, como casi todos los sitios de interés histórico en Dublín, es muy recomendable de ver. Los irlandeses son gente alegre, pero no despreocupadas de su historia y tradiciones.

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Historias de Grafton Street

Posted by Carlos en noviembre 22, 2006

Empujado por las gélidas temperaturas, y atraído por las delicias de un café caliente, entré esta mañana a un Starbucks en Grafton Street. Ésta es posiblemente una de las calles con más estilo y más posh de la ciudad. El café está situado en una primera planta, y tiene una vista fantástica de la calle, por lo que armado de un grande latte me aposenté en un sofá a observar el discurrir de los acontecimientos. Es un lugar movido. Como dice la canción de Madness, «there is always something happening, and it’s usually quite loud«.

Se ve por ejemplo a un caballero con abrigo, guantes blancos, y chistera que hace las veces de portero simpático en un establecimiento de ropa con clase. Le abre la puerta a las señoras, y te saluda con la mejor sonrisa al pasar. También están las colegialas que con uniforme a cuadros irlandeses (como los escoceses, pero con más predominio del verde) y tocadas con gorro de Santa Claus, venden dulces de Navidad (para el viaje de estudios, o algún otro benemérito fin, es de suponer). Claro que quien más me llamó la atención fue una señora a la que un equipo de televisión entrevistó durante varios minutos en plena calle. Puede que fuera una presentadora local, o una ciudadana de a pie. De lo que no cabe duda, es que al final de la entrevista, ya era de la cool people (literalmente).

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Un poco de Eire fresco

Posted by Carlos en noviembre 22, 2006

Son gente maja, los irlandeses. Sobre todo son cálidos. Me he dado un paseo vespertino, con temperaturas que rondaban los 5º, y una brisita de esas que se agradecen. Pues bien, los locales tan a gustito, conversando junto a un parque. En una calle cercana, me he cruzado con unos chavalotes, en manga corta y con un balón de rugby. Una pena no haber echado ropa de deporte en la maleta.

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