La Singularidad Desnuda

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Tirarse al barro puede ser antidepresivo

Posted by Carlos en julio 20, 2007

Todos hemos visto aquellas escenas del festival de Woodstock, una de las cimas de «flower power» hippie, con la gente cubierta de barro hasta las cejas y repartiendo paz y amor. Pues bien pudiera ser que la fuente del «buenrollismo» aquel no fuera filosófica o cannábica, sino bacteriológica. Eso es lo que podría indicar un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Bristol y del University College London, liderados por el Dr. Christopher Lowry. Dicho estudio se titula

y ha sido publicado en Neuroscience. El objetivo del estudio es estudiar la relación entre la producción de serotonina y la respuesta inmunológica. Ya de antiguo se sabe aquello de mens sana in corpore sano, y que existe una cierta relación entre respuestas inmunológicas y estados de humor. En este sentido, la serotonina es un neurotransmisor popularmente conocido como la «hormona del humor» e incluso la «hormona del placer». Su falta se asocia con estados depresivos, de ansiedad, e incluso agresivos. Relacionado con todo esto, el equipo dirigido por el Dr. Lowry ha detectado que la bacteria Mycobacterium vaccae (figura inferior) es capaz de inducir en ratones la activación de las neuronas que producen serotonina.

Mycobacterium Vaccae (credit: Laura Rosa Brunet, UCL)
Credit: Laura Rosa Brunet, UCL

¿Y qué tiene todo esto que ver con Woodstock y el barro? Pues sencillamente que esta bacteria se desarrolla fundamentalmente en el barro, por lo que una exposición profunda del cuerpo al mismo (lo cual puede incluir ingestión, absorción cutánea, etc.) podría estar causando una respuesta bioquímica con producción de serotonina, y efectos similares al de los fármacos antidepresivos. No está mal como excusa para revolcarse en el barro, pero eso sí, con moderación, ya que también hay quien dice que la estimulación excesiva del sistema inmunológico puede llegar a producir una respuesta auto-inmune.

4 respuestas to “Tirarse al barro puede ser antidepresivo”

  1. Kr311 said

    Leyendo esto soolo he podido pensar en el Dr. House tirando a alguno de los pacientes que van a su consulta al barro y riendose de ellos para luego decirles que es sano xD

  2. Carlos said

    Eso es lo bueno, que el buen humor no sólo afecta al que se revuelca en el barro, sino mayormente al que lo observa desde fuera 🙂 .

  3. Nfer said

    Hola, vengo desde microsiervos, creo que nunca comenté aquí, y me alegro de haberlos encontrado.
    Lo que voy a comentar…es que me satisface mucho este artículo.
    Ignoro cuán exacto es, ya que tiene muchas palabras del tipo «puede», «podría», «pudiera», aunque sé que en ciencia las verdades son puestas a prueba a cada instante.

    Pero recuerdo bien mis años de infancia, en un pueblo con calles de tierra: tanto niñas como varones jugábamos con barro, y si había algún pleito, los varones lo solucionaban a trompadas y revolcones (en el barro, de ser posible) y las mujeres tomándonos de las ajustadas trenzas que nuestras madres cuidaban tanto…y a ver quién revuelca a quién.
    La gratificación era tanta que justificaba la paliza de nuestros padres, el baño en una tina con cepillo que nos hacía lagrimear en las rodillas y codos pelados…

    Y quedó el dicho, que seguimos usando los mayorcitos, aplicado a quien es incapaz de hacer la tarea más elemental con un mínimo de eficiencia: decimos «no es capaz ni de jugar con barro».

    Serotoninas, bacterias…si, ha de ser que pasa por ahí la cosa.
    Mientras tanto, sonrío pensando en las batallitas de nuestra infancia (…milenio pasado), y cuando veo a una madre moderna horrorizarse porque su crío juega con tierra o fabrica muñequitos y edificios de barro, pienso que necesita ella también tirarse al suelo, jugar con barro y disfrutar con sus críos. Toda mi generación creció entre barro y rasqueteadas con agua y jabón hasta dejarnos morados, y tan sanitos que estamos…
    🙂

  4. Carlos said

    Hola Nfer, gracias por tu comentario. El barro ejerce una atracción irresistible sobre los niños, que son incapaces de pasar de largo frente a un buen charco sin chapotear en él. Hasta hay algún dicho popular del tipo «más a gusto que un cerdo en su charca». Quizás haya un factor de aprendizaje evolutivo en funcionamiento ahí 😉 Desde luego, si en los balnearios de cobran un buen pico por rebozarte en barro, no debe ser malo. Saludos.

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